Telemedicina, inteligencias artificiales… Así está cambiando la tecnología la atención a la salud, según una experta
La pandemia de covid-19, que tan duramente golpeó a países como España, ha transformado tal vez para siempre los sistemas de atención sanitaria. Ya no nos son ajenas cuestiones como la telemedicina o, más recientemente aún, la aplicación de herramientas de inteligencia artificial en el ámbito de la salud.
Así lo explica a 20minutos la doctora Gabriela Guzmán, directora médica de cardiología de Atrys Health, una compañía que presta servicios médicos 360º, especializada en diagnóstico y tratamiento médico de precisión y pionera en telemedicina. Guzmán reflexiona sobre el papel que estas novedosas herramientas van a jugar en la atención a la salud en el futuro cercano, y sobre las novedades que podemos esperar para los próximos años.
“La telemedicina es el presente de la actividad médica”
Así, la doctora confirma que, ahora que “la telemedicina es ya un presente en la actividad médica”, el siguiente paso “consistirá en que tanto pacientes como profesionales lo consideremos una actuación habitual y de la misma calidad que la presencial”.
“La pandemia aceleró de manera exponencial su adopción y aceptación y aunque se evidenció su eficacia y conveniencia, posteriormente ha sufrido una transformación para posicionarla como una herramienta complementaria y no como una sustitución completa, como sí era la intención durante la pandemia”, prosigue.
Según esta experta, son servicios como el diagnóstico, el seguimiento de las enfermedades crónicas, las campañas de prevención y detección precoz o el seguimiento postoperatorio los que podemos esperar realizar cada vez más mediante herramientas de telemedicina en los próximos años.
“Es una herramienta que debe usarse correctamente”
Es vital, eso sí, que se entienda que la telemedicina no implica la sustitución de las figuras de los diferentes profesionales sanitarios, ni debería perjudicar la relación que se establece entre ellos y el paciente.
“La tecnología”, apunta Guzmán, “es una herramienta, que, con el uso correcto, mantiene la esencia de la relación médico-paciente. Al mismo tiempo permite una evaluación exhaustiva y precisa a distancia”.
Siempre habrá procedimientos que necesiten sí o sí de la atención presencial. Concretamente, la doctora pone los ejemplos de los “procedimientos quirúrgicos y tratamientos invasivos que requieren intervención física o pruebas diagnósticas con cierto riesgo: exámenes físicos que requieren de la palpación o manipulación directa, y procedimientos que involucran la toma de muestras biológicas para análisis detallados”.
“La IA ya está revolucionando la medicina”
La llegada de las inteligencias artificiales se está haciendo sentir en prácticamente todos los ámbitos profesionales, y el de la sanidad no es una excepción. Guzmán afirma que “ya están revolucionando la medicina al agilizar diagnósticos, personalizar tratamientos y mejorar la eficiencia operativa”.
“Las dos vertientes más interesantes del futuro próximo de la Inteligencia artificial aplicada a la salud se centran en la capacidad de procesar ingentes cantidades de información sobre la que extraer patrones no procesables por el ser humano y la capacidad de construir nuevos escenarios sobre los que contrastar nuevas hipótesis y diseñar nuevas terapias”, continúa. “Por tanto, serán una herramienta complementaria para mejorar la toma de decisiones clínicas y reducir errores y permitirán automatizar, tareas repetitivas y de escaso valor añadido, liberando tiempo para la interacción médico-paciente y la atención personalizada”.
Siguen existiendo algunas cuestiones preocupantes, como sucede con las IAs aplicadas a otros campos de la actividad humana. Por ejemplo, está el problema de los sesgos: “la investigación clínica no esta exenta del riesgo de verse influida por sesgos”, dice la experta. “En el caso de la investigación los sesgos se evitan mediante el correcto diseño de los protocolos y en el desarrollo de la IA en la cuidada selección de los datos de entrenamiento, y en todo caso, mediante la evaluación continua de los algoritmos desarrollados en entornos clínicos reales”.
Al fin y al cabo, los sesgos pueden resultar en diagnósticos incorrectos o tratamientos inapropiados para ciertos grupos de pacientes o incluso exacerbar disparidades en la atención médica, afectando desproporcionadamente a poblaciones vulnerables. Por ello, es crucial seleccionar cuidadosamente los datos de entrenamiento y, apunta Guzmán, “desarrollar algoritmos transparentes y éticos”.
“Los estados siguen apostando por estas soluciones”
Sea como sea, la llegada de todas estas herramientas es un hecho y no es posible ignorarla. En este sentido, Guzmán opina que “después de la pandemia el interés en la telemedicina sigue siendo elevado y no se considera pasajero. Los estados continúan apostando por soluciones innovadoras debido a la experiencia positiva durante la crisis sanitaria, la necesidad de mejorar el acceso a la atención médica debido al incremento de listas de espera que, junto con la calidad tecnológica favorece el desarrollo y la implementación de esta asistencia remota”.
Entre aquellos avances que podemos considerar más esperanzadores, la experta sitúa “la expansión de la telemedicina, que permite un acceso más amplio y de calidad a la atención médica; la integración de tecnologías emergentes como la IA, que está mejorando la precisión diagnóstica, la monitorización remota y la personalización del tratamiento; o la generalización de la telemedicina en áreas como la salud mental, la atención geriátrica o la rehabilitación, que está mejorando el acceso y la calidad de la atención en estas áreas”.
Por contra, defiende que no podemos perder de vista algunos peligros: “A pesar de los avances en telemedicina, persisten desafíos en la equidad en el acceso, especialmente para poblaciones marginadas o con acceso limitado a la tecnología. El aumento en la recopilación y transmisión de datos de salud digital, altamente sensibles, plantea preocupaciones sobre la seguridad y privacidad de dichos datos del paciente, lo que requiere un enfoque robusto en la protección de la información; y, a medida que la telemedicina se expande, es importante garantizar que la calidad de la atención no se vea comprometida y que se mantenga una comunicación efectiva entre médicos y pacientes, evitando la medicalización excesiva, la deshumanización o la falta de atención a las necesidades del paciente”.
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Fuente: www.mmmedicalpr.com