Adria Soriano y la historia detrás de su gesta en Copa Davis, con Colombia contra Luxemburgo
El sábado 3 de febrero de 2024 se convirtió en una fecha inolvidable para el tenis colombiano, pero, en especial, para un jugador: estamos hablando de
Adria Soriano
. Después de una primera jornada para el olvido, en la serie con Luxemburgo, donde se perdieron los dos juegos iniciales, la ‘tricolor’ remontó y se impuso 3-2. Allí, el tenista colombo español fue clave.
Adria Soriano venció 6-3 y 7-6 a Chris Rodesch y desató la locura en las gradas.
Así las cosas, el combinado patrio luchará frente a Japón, en septiembre, por un cupo a los Qualifiers del 2025. Pero lograr esta gesta no fue nada fácil. Detrás de lo conseguido, hay una historia por contar y así lo reveló el hijo de padre catalán y madre ‘cafetera’, quien contó detalles.
En entrevista exclusiva con Caracol Sports, Adria Soriano habló de lo que fueron los días después de este suceso histórico, cómo fue su debut, la primera convocatoria a Copa Davis, lo que fue vestir la camiseta de la Selección Colombia de Tenis, los aprendizajes, el emotivo abrazo con su padre, la reacción de su familia y la gran celebración junto a sus compañeros.
Recordemos que en el día uno,
Nicolás Mejía perdió 6-7 y 3-6 contra Chris Rodesch
y
Adria Soriano cayó por 4-6, 6-2 y 6-4 frente a Alex Knaff
. Ya en la segunda jornada,
Nicolás Barrientos y Cristian Rodríguez derrotaron 6-3, 6-7 y 6-1a Alex Knaff y Chris Rodesch
; posteriormente,
Mejía venció 6-2 y 6-3 a Alex Knaff
y, por último, se dio el triunfo final de Adria Soriano.
¿Cómo han sido los días después de la gesta de Copa Davis?
«Voy acercándome a la realidad. Volví a Barcelona, realicé los primeros entrenamientos en la academia, centrado en todos los torneos que vienen y hay un golpe de realidad, ya que ahora las cosas no salen tan bonitas como ese día (risas), donde fueron espectaculares. Igual, así es el tenis, una semana estás arriba y a la otra estás abajo. Hay que tener humildad y las ganas de pasar etapas. Ahora, lo mejor es aprender y usar las buenas sensaciones para prepararme de la mejor manera».
¿De qué manera se dio esa primera convocatoria?
«En los Panamericanos, tuve la suerte de compartir con Nicolás Barrientos, Nicolás Mejía y Alejandro Falla. Justamente, el capitán estuvo pendiente, me ayudó y, un día, me comentó que me veía bien, preparándome y con chances de llevarme a Copa Davis, entonces que estuviera alerta por si se daba. Una semana antes de la convocatoria, me avisó y dijo:
‘Adria, ven porque contaremos contigo’. Para mí fue una alegría extrema.
La representación de países es lo más importante que hay».
¿Cuál fue su reacción, una vez se hace oficial ese llamado?
«Una de las mayores metas de un tenista, en representación de países, es jugar la Copa Davis, entonces agradezco que se me haya dado la confianza y que todo haya salido bien. Todo fue gracias al esfuerzo y trabajo que hicimos en el equipo. La verdad es que muy contento, fue una alegría para mí y mi familia. La ilusión es grande y se consiguió uno de los objetivos que me había planteado a corto plazo. No sabía cuándo me convocarían, pero siempre tuve la idea de que fuera pronto».
Significado de haber vestido la camiseta de Colombia…
«En los Panamericanos, me puse la camiseta por primera vez. Allí, fue donde sentí todo y dije: ‘hostia, llevo la ‘tricolor’, así que lo tengo que hacer bien’. Quería brillar, por la ilusión de representar al país, dejar a Colombia en alto y más en Juegos Panamericanos. Eso, por suerte, me permitió llevarla con más naturalidad en Copa Davis. Ahora, no diré que lo llevaba por la mano, pero sí más normal, ilusionado y contento de ponérmela con mucho amor. Al final, eso es un verdadero honor».
¿Ya enmarcó la camiseta?
«La verdad es que esta camiseta de ese triunfo definitivo de la Copa Davis es muy especial. De hecho, me atrevo a decir lo siguiente: ‘aunque, en un futuro, hiciéramos cosas mucho mejores y grandes, esta tendrá un significado diferente por ser mi primera vez que debuté en una Copa Davis’. Además, puede ser capaz de sacar adelante una serie complicada y por la manera como se logró, esta camiseta llevará un valor especial, por el resto de mi vida. Así de claro lo digo y lo tengo ya».
¿Cómo fue el primer partido?
«Fue un aprendizaje conjunto. El error que cometí fue parecido al de Nicolás Mejía. Yo ya conocía a los de Luxemburgo, así que intuía por dónde iban los tiros. Sabía que era un equipo joven y con confianza. Para ellos, todo era fiesta porque tenía siete series ganadas. Desde el primer punto, dije: ‘uy, esto no me gusta y menos por como vienen’, ya que están riéndose, se sentían a gusto y la idea de jugar en Bogotá es que no se sientan así. Había que ponerlos en situaciones complicadas».
¿Cuál fue el aprendizaje del día uno y que sirvió para la remontada?
«Ellos habían venido a ganar, disfrutar y sacarnos la victoria, no que nosotros se la regaláramos. Entendimos que
las cosas no se dieron, no porque no quisiéramos, sino porque teníamos tantas ganas de sacarlo adelante que se complicó todo.
Se hizo un replanteamiento, reuniéndonos y de la mano de Alejandro Falla, Santiago Giraldo, Robert Farah, en fin. Se decidió que quien fuera a ganar era porque era el más valiente, el que impusiera condiciones, ese fue el cambio principal y sirvió».
¿De qué manera lo aplicaron en la cancha?
«En el segundo día, donde íbamos a todo o nada, tanto Nicolás Mejía como yo jugamos adelante y adentro en la pista, con un toque más de agresividad y siempre buscando las definiciones un poco más complejas. Fui menos consistentes, eso es verdad, pero con la idea de que le iba a ganar y que, si me dejaba una, se la iba a sacar y si fallo, fallo yo, pero la idea de lo que se estaba haciendo era no dejar que el otro haga las cosas por mí, sino proponer, atacar e ir por ello; y así funcionó».
La historia detrás del abrazo de su padre, tras perder el primer juego…
«Venía de jugar una temporada pasada en la que había perdido varios partidos en terceros sets, uno de ellos en Bogotá. No pude sacar adelante esos duelos, que me hubieran podido ayudar mucho en el ránking, con puntos valiosos. Entonces venía un poco tocado por no haber cerrado esos partidos y perderlos. Así que cuando perdí el primer punto, en tercer set, le dije a mi padre: ‘hostia, no me lo creo, que, en un partido tan grande, no fui capaz de reivindicarme y ayudar al equipo’«.
¿Qué le dice él, al escucharlo decir esto?
«No lo podía creer. Llegué a pensar en que no lo merecía. Quería ayudar y no había podido. Me sentía mal. Mi padre dice: ‘Tranquilo, ya saldrá, lo has dado todo, vete con la cabeza en alto, no has hecho nada mal’. Por suerte, pude corregirlo y al día siguiente, todo salió muy bien. Esa es la historia por la que me había afectado un poco. Tenía ganas de hacerlo bien y me venía pasando bastante, entonces no quería repetir eso y menos en una situación tan importante como esa que vivía».
¿Qué se le vino a la cabeza con ese triunfo histórico?
«Estaba en shock porque vi la bola y
no sabía si habían cantado ‘out’ o no, había duda, la vi cerca de la línea, creía que fue fuera, pero tampoco tanto, entonces marqué el pique y, de repente, todos estaban encima de mí.
Juraba que iba a venir el árbitro a verla, revisar y lo de siempre, pero cuando ya me estaban abrazando, listo, se acabó, aquí no hay quién diga que esa bola no cayó fuera (risas). Efectivamente, se había ido. Cuando los tenía encima, ni tiempo de pensar me dieron y ya».
¿Era consciente de lo que acababa de conseguir?
«En ese momento, no era consciente de lo que acababa de hacer y, por suerte, porque si pensara y le hubiera dado toda la importancia que tenía, no hubiera podido jugar de esa manera (risas). Ahora, ya con cabeza fría y, con el paso de los días y clama, veo que tuve la suerte de hacer historia. Gracias a los doblistas, a Nicolás Mejía, Johan Rodríguez, el capitán, en fin, a quienes apoyaron como Santiago Giraldo y Robert Farah, la gente, la lista es larga. Todos aportaron para conseguirlo».
¿Cómo reaccionó su familia?
«Fue complicado. La grada estaba llena y, como me cuesta decir no, me puse a firmarle a todos (risas). Esperé a acabar e ir a ver a mi familia. Una vez nos reunimos, mis tíos, mi prima, muchos, que han jugado tenis alguna vez, pero no son como tan aficionados, estaban incrédulos, al no entender lo que se acababa de conseguir y la manera como se hizo. Ya respecto a mi papá, él estaba muy orgulloso y contento, más por la manera como le dimos vuelta a una situación tan complicada».
¿Cuál fue el mensaje de su padre en el momento?
«Me hacía la broma, cuando yo tenía como 10 o 12 años, de: ‘deberías jugar y representar a Colombia, la verdad es que en España no pintas nada; allá, te quieren más y lo vas a vivir mucho mejor’. Al final, es un enamorado de Colombia también, entonces ver todas esas imágenes y recuerdos de un niño al que le decía eso, y, ahora, ver a una persona mayor, madura y centrada, consiguiendo lo que alguna vez se comentaba, tuvo que haber sido una barbaridad para él y algo especial».
Vea la entrevista completa con Adria Soriano, en EXCLUSIVA, con Caracol Sports