Vic Deal: un rap que no presume de calle
El rapero de Turbo, Antioquia, presenta “La costa nostra”, su cuarto trabajo discografico, un album influenciado por los sonidos caracteristicos de la costa oeste de Estados Unidos, con el que confirma su camino impredecible en la musica.
Nadie, ni siquiera el mismo, se imagino que iba terminar siendo rapero; pero hoy, despues de cuatro trabajos discograficos —Uno, dos (2012), 1986 (2014), De ego tripas (2017) y La costa nostra (2020)— y casi diez años de carrera, resulta mas extraño imaginarse a Vic Deal haciendo cualquier otra cosa, incluso ejerciendo como diseñador grafico o en una banda de hardcore.
Pero el camino hasta convertirse en uno de los raperos mas valorados de la creciente escena colombiana ha sido, mas que largo, un asunto de paciencia. “Yo, desde que tengo recuerdos, he sentido fascinacion por la musica, y es una vaina de todos mis hermanos y es por mi papa, mi mama. Ellos siempre han escuchado musica. El gusto empezo por ahi”.
Victor Hugo Ortiz nacio en Turbo, Antioquia. Alli, a orillas del mar, vivio con su familia hasta los cinco años. El incremento de la violencia en el municipio motivo la decision de su familia de irse. Primero a Medellin, por un año, luego a Barranquilla, y años despues, de nuevo, a la capital antioqueña.
En Barranquilla, por uno de sus mejores amigos, Jose Ignacio de Castro, conocio el skate, y por el skate conocio, primero el punk y el ska, y luego el hardcore y el rap, cuando ya vivia en Medellin. A fin de cuentas, es el skate el que ha traido a Victor hasta aqui, hasta donde apuntan los reflectores que lo señalan como uno de los protagonistas del rap colombiano.
“Cuando yo llegue a Medellin estaba como muy de moda ser barrista o ser muy valija o creerse pillo y esas vainas, y yo no sentia que encajaba con eso. En el hardcore encontre personas que me abrieron los brazos, un lugar al cual yo pertenecia, como que encajaba”.
El hardcore fue quizas el puente que le permitio unir la vida que llevaba en Barranquilla con la que empezaba a vivir en Medellin, una ciudad nueva, diferente, desconocida y con un historial de violencia unico que habia revolcado todo y modificado las formas de ser, de pensar y hasta de hablar.
Mas de diez años y varias bandas despues —Contra, I.A.N., Sin Mirar Atras y Burning The Fallen—, Victor Hugo Ortiz se alejo del hardcore y emprendio el camino del rap. “Yo no se, yo senti como un llamado a explorar en el rap. No tenia ni idea de nada, por fortuna cuando uno tiene un firme proposito, la vida pone las vainas en su sitio, entonces nada, di con los que eran, con los mas empeliculados y ahi empieza ya como toda la historia en serio. Ver a The Equation Beats y al Arkeologo, y entenderles su pelicula me motivo”.
Pero el rap de Vic Deal no puede pensarse sin el hardcore. Este estilo de sonoridad le dio a Victor Hugo Ortiz un lugar en Medellin, y ese lugar particular en el que encajo y que sentia propio es lo que caracteriza hoy su rap y le ha dado un espacio importante en la escena. Un rap desparpajado, que rebosa de humor, y un humor tan filudo y sagaz que roza los limites de la insolencia. Un rap que no presume de calle, hace alarde de su sobriedad (Vic mantiene la tradicion straight edge del hardcore: una filosofia que se opone al consumo de drogas y alcohol y procura una vida sobria y consciente), y fija sus relatos mas en el contexto que lo rodea que en lo que anhela. Un rap que pinta a los que estan en medio, al promedio, a los que resisten en un mundo que repite hasta el cansancio que hay que soñar, que los sueños se cumplen y la pobreza es mental.
“Antioquia es muy conservadora y siento que aca la gente compra el libreto de hacer vida muy facil, pues como que ya te endeudas por un apartamento, te compras un carro y ya sos exitoso y tenes hijos… como muy libreteado. Alla cada quien, pues… Pero yo creci en el hardcore y siempre he sido muy critico de los roles de la persona en la sociedad, de mi rol, de si tengo que hacer lo que los otros esperan de mi y yo creo que por ese lado yo he ido en contracorriente. Yo creo que nadie se imaginaba que yo iba a iba a terminar haciendo rap, ni yo”.
La costa nostra, su mas reciente lanzamiento, es quiza la culminacion de ese primer ciclo que empezo en 2009, cuando quiso probar en el rap y un amigo suyo, Daniel Restrepo Velez, el Ruso —hoy ingeniero de grabacion, mezcla y master de Afterclass, el sello que fundaron al lado de Luis7Lunes y Maco Maat— le grabo su primera maqueta en un improvisado estudio en su habitacion, y termino con el lanzamiento de cuatro trabajos discograficos que la han permitido a Vic Deal consolidarse como rapero y encontrar su estilo, su identidad, su lugar.
Y desde ahi, desde ese espacio en el que se siente tan comodo y confiado de su propuesta y su habilidad, publico La costa nostra, un disco influenciado por el G-funk y los sonidos de la costa oeste de Estados Unidos, que busca dar protagonismo a su propia costa. Un disco que hace honor a Turbo, el lugar donde nacio, su costa; a Medellin, que vive en ese limbo entre lo montañero y lo tropical, y a los raperos de aqui, de los que aprendio y a los que admira, y destaca siempre Alcolirykoz, No Rules Clan, Luis7Lunes…
Fueron tres años los que Vic Deal dejo pasar hasta el lanzamiento de este album. Tres años en los que puso a sonar su nombre cada vez mas y mas duro, participando en otros proyectos: produjo El armador del sol, de Luis7Lunes; Un ep de Maat, de Luis7Lunes y Maco Maat y algunas canciones de Pantone, de No Rules Clan, y en todos esos proyectos tambien intervino con versos. Colaboro tambien con Aven Rec e hizo coproducciones con DJH-Ignorancia Sofisticada. Y este año lanzo Out of Earth, el tercer EP que publica bajo el seudonimo de Bopscat.
“Es un proceso de aprendizaje como de nunca acabar, pero mientras uno no desista las cosas se van poniendo en su lugar”, dice Vic Deal, quien se mantiene tranquilo, constante, firme. Su carrera en el rap avanza como en la patineta, impulsada por el mismo.